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Soñar, creer, hacer.

     Un marinero en un barco, mirando la noche estrellada, el todo y el vacío del mar. Saca su celular y ve una fotografía de su familia. En ese instante se permite soñar, imaginarse en tierra con sus afectos, un beso, un abrazo, una sonrisa. Del bolsillo del pantalón extrae unas gotas para aliviar el ardor y la sequedad de unos ojos castigados por el agua salada, el sol y el aire...


     Un pescador en la noche, contemplando desde la orilla el sonido armonioso y pacífico del oleaje. Si pudiera definir ese momento, ¿acaso no diría paz?. Toma un recipiente de plástico y lo corta a la mitad…

     

     Un tipo como yo caminando por la playa para que la vida sea un sentir y no un pensar permanente. El viento, la soledad, la belleza de la naturaleza, el sonido del silencio. El agua (¿será el agua?),que trae unos plásticos, bolsas, latas. Quisiera imaginar que ese recipiente no fue lanzado por un marinero o que esa botella cortada es el rastro de un pescador al partir.

     

     Y ahora mientras me voy entristecido me cuestiono:

¿por qué solo me limito a enfurecerme?, ¿por qué no recojo esas bolsas? No tiene que ser todas las que veo en el camino, pero una, solo una. Una para creer, una para tener fe, una para no juzgar, una para ser parte importante del cambio.

Soñar, creer, hacer.

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