La guerra
En una mesa de un bar, alguien pregunta si la guerra de Ucrania continúa y recibe un sí como respuesta. Hace casi un año, dice otro. ¿Tanto?, pregunta el que inició la cuestión mientras devora una porción de mozzarella. Me quedo en silencio.
Esa tarde pensaba en como de un día para el otro el mundo había continuado con su rutina: los campeonatos de fútbol se jugaban a pocos kilómetros de la batalla, los famosos tenían otras causas que defender ante los micrófonos, la gente buscaba otros héroes y villanos... Y mientras tanto todo seguía, incluso la guerra. Aunque el conflicto ya había pasado sus “cinco segundos de fama” y ahora se limitaba a un espacio aislado en los informativos o plataformas digitales. Quizás es porque existen dos guerras y la que importa, esa que transcurre en una realidad virtual cada vez más real, hacía mucho que se había terminado.
Me preguntan si quiero más cerveza y regreso de mis distracciones. Ahora hablan de una cantante, creo que es de Lali o Dua Lipa. Otro llama la atención y lee el último Tweet de un político referido a una noticia que desconozco. De pronto, termino las cuentas y digo “215”. Me quedan mirando y les aclaro que son los días que van desde que se inició la guerra. Hay silencio y risas burlonas, al tiempo que retoman la novedad del político.
Tal vez sea la distancia y que las guerras se transformaron en algo tan cotidiano que ya no existen, como esos conflictos en África. Tal vez la guerra es otro entretenimiento que muere al asomar el aburrimiento. Tal vez existen tantas banderas por sostener cuando pasa una cámara que ya no hay tiempo. Tal vez en unos meses, al preguntar alguien si la guerra aún continúa, otro dirá algo así como “¡Ya fue, aburre ese tema!”.
PD: No recuedo cuándo lo escribí. La cuenta sigue...