Raíces
Diego Lamas es uno de esos pueblos que sobreviven en el limbo entre un presente con pasado y un escaso futuro. Al llegar, me dirigí a la estación de policía para dejar mis datos, como siempre hago, pero estaba cerrada. Me pareció extraño. Limpié el polvo de la ventana y miré hacia adentro: no había nadie, ni siquiera muebles. Recorrí las únicas cuatro calles del pueblo, arrastrando los pasos para que alguien oyera y saliera a mi encuentro, pero no hubo respuesta. Incluso la capilla, una vez lugar de devoción, estaba ahora abandonada.
Observé una puerta entreabierta e ingresé al único almacén del poblado. La dueña, inicialmente reacia, finalmente accedió a hablar. Me comentó con resignación que el pueblo se estaba muriendo lentamente. Los jóvenes buscaban oportunidades y diversión en otros lugares, y Diego Lamas había dejado de ser un punto de paso relevante para los viajantes hace tiempo. Solo los ancianos permanecían aferrados al lugar, mientras que los demás, si tenían oportunidad, escapaban buscando un futuro más prometedor.
Decidí explorar más y me dirigí hacia las ruinas de la estación de tren, contigua a una vieja pulpería y casa de pago de peones. El local estaba cerrado y los alrededores desiertos. Mientras fotografiaba los vestigios de tiempos pasados, escuché un ruido que me hizo girar. Caminé unos cincuenta metros hasta llegar al patio de una casa, con los fondos del predio alambrados. Me sorprendí al ver a un joven regando el jardín, aunque él también se sorprendió al verme.
Me anticipé a sus palabras y, olvidándome de los modales, le pregunté directamente:
—¿Qué carajo hacés acá?
—¡Pa! Mejor ni me preguntes, que si me hacés pensar, me voy como el resto.
Le pedí disculpas por mi brusquedad y me presenté. Se llamaba Martín. Su familia era parte de la historia del pueblo desde sus orígenes. Había estudiado en Salto y tenía un futuro prometedor fuera de Diego Lamas. Curioso, le pregunté por qué había decidido regresar.
—Volví a Diego Lamas porque aquí están mis raíces, mi esencia. Es el lugar donde están los recuerdos de mi familia, mis abuelos, varias generaciones. Tenía que volver.