Oportunidades
En Baltasar Brum, la tierra del Tito Gonçalves y Alba Roballo, el fútbol se respira intensamente. Como ocurre en el país, la gran mayoría de los habitantes dividen sus corazones entre Peñarol y Nacional. Sin embargo, en Brum mantienen un fuerte arraigo por los equipos locales, siguiendo de cerca el campeonato del pueblo.
Desde hace dos años se disputa la liga femenina, en la que participan cinco equipos. Los partidos se juegan los fines de semana, en una cancha exclusiva para la práctica del fútbol femenino. En los alrededores hay unos vestuarios de ladrillos, unas tribunas de madera y en el futuro se planifica construir una cantina. Cada encuentro se divide en dos tiempos de treinta minutos con siete jugadoras por equipo. La mayoría son veinteañeras, aunque se puede ver adolescentes, siendo los doce años la edad mínima para jugar.
Los partidos son arbitrados por el mismo juez, en la mañana trabaja en el mostrador de una farmacia y en la noche se encarga de una pizzería. En uno de los entretiempos me comenta que lo hace por la comunidad, para colaborar, todos quieren aportan su granito de arena.
Nancy es la goleadora y principal figura de la liga. Regatea con facilidad y se destaca por su potente remate al arco. Para ella las mujeres son iguales en el juego a los hombres, sin embargo, de chica le ponían frenos a su participación. Cuando recibió la noticia de que se formaba la liga decidió participar activamente en todas las actividades.
“Arranqué a jugar a los doce años en un cuadro de niños. No existía el fútbol femenino y tampoco había espacios para jugar. Me dejaron jugar con los varones, aunque jugué solo un partido del campeonato. Por más que era mejor que mis compañeros no me querían poner porque era mujer. En un partido que decidía el campeonato hice el gol del triunfo. A los gurises no les gustaba jugar con gurisas, entonces, para mí, fue emocionante. Todos vinieron y me felicitaron. Después, por la edad, no podía seguir jugando con varones y tuve que abandonar. Volví a los dieciocho cuando arrancó el fútbol femenino. El fútbol es una pasión, me gustaría seguir jugando siempre. Recibí invitaciones para jugar en otros lados, pero no tenía dónde quedarme ni cómo vivir.”
Elisa es la organizadora y principal impulsora del fútbol en el pueblo, siempre está sentada acompañada de una pequeña mesa donde descansan las planillas del torneo. Es una persona querida en el pueblo, sobre todo, por su dedicación y voluntad para organizar actividades comunitarias.
“Me encanta el fútbol. Es lo mejor que tenemos en Brum porque no hay otra actividad. Hay campeonatos para niños, mayores y mujeres. Hay grandes jugadores acá, de mucho talento. Lamentablemente los jóvenes no tienen la oportunidad de ir a Montevideo. Me llena de orgullo ver el fútbol femenino, son muchachas muy trabajadoras. Imaginate que la liga se formó hace un año y ya tenemos vestuarios, cantina. Todo lo hicieron ellas con su esfuerzo; levantaron paredes, el revoque. Había muchachas con muchos problemas, que estaban bajoneadas, que se querían suicidar y ahora se olvidaron de esas ideas. Estoy muy contenta por lo que logramos.”