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El patio de mi casa

El patio de mi casa

     Durante días, he tomado el ómnibus interdepartamental a diario. Cada vez que me bajo en la ciudad, subo el volumen de la música y me sumerjo en mis auriculares. En esos momentos, siento que estoy en una película, donde la música acompaña las sensaciones que me transmite la calle. Es mi forma de enfrentar el humo, el tráfico enloquecido y los cientos de cuerpos que caminan sin rumbo.

     

     En mis oídos resuenan diversas bandas, pero siempre termino escuchando "Where is my mind" de Pixies.


     Otro día, de vuelta en casa, decidí caminar hasta la playa, mi patio personal. Recorrí unos 15 kilómetros con los auriculares puestos, sintiéndome incómodo, algo no estaba bien. Así que me los quité y escuché la melodía de los pájaros, el susurro del agua besando la orilla. Pronto, el olor a mar impregnó mi alma y me sentí libre.


    Amo las bandas, los sonidos de los instrumentos, las voces que emocionan. Me acompañan en los buenos y malos momentos, pero el único sonido que me hace verdaderamente libre está en mi patio, junto al mar.


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