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Abrazos

Abrazos


     Cuando conocí a Daniel, pensé que me estaba haciendo una broma. Con el tiempo, descubrí que era una costumbre que practicaba con todos sus afectos. Siempre que alguien se acercaba a saludarlo, se anticipaba y decía: "¡Dame un abrazo fuerte, pero fuerte!". Si la respuesta era tímida, Daniel se enojaba y exigía un nuevo abrazo: "¿Qué pasa? Quiero un abrazo como si no existiese un mañana, ¡carajo!".

    

    "Extraño mucho dar abrazos. Necesito abrazar a la gente, sentirlos cerca. Vengo sufriendo al no poder hacerlo"



     Un abrazo, un beso, una mano en el hombro, un oído sin pretensiones, una sonrisa empática, gestos que el mundo necesita desde antes de la pandemia. Un día la tierra volverá a ser lo que era, cuando las barreras de las distancias se eliminen espero seguir encontrando esos revolucionarios anónimos. Quizás ni ellos sepan que han encontrado el verdadero camino de la cura.




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